Hemos viajado al pasado, dando una vuelta de -35 horas a un imaginario reloj. Estamos en Polinesia!
Me doy cuenta que no pasa ninguna anécdota divertida/gañanesca desde hace tiempo y la lectura se hace intensita. Puedo decirte, a cambio, que Polinesia está petada de tiburones y que estamos bañándonos a diario con ellos, viendo sus momentazos de caza (en grupo y en solitario) y la verdad es que es fascinante. Atacan a los flancos del banco de peces, se dirigen a los ejemplares que se quedan alejados y no a la multitud. Los peces más pequeños han venido a refugiarse a la sombra de nuestros cuerpos! Listillos.
Ahora que he cautivado tu atención, te puedo contar que la Polinesia está formada por 118 entre islas y atolones organizadas en cinco achipielagos, preciosos todos, pero muy distintos entre si: Sociedad, Marquesas, Tuamotu, Gambier y Australes.
Estamos en el archipielago de Tuamotu: formado por 76 atolones, famosos por su flora y fauna marina, paraíso de los buceadores y snorkeleadores. Destrozados por un huracán en 2010, son los más hostiles para la vida del hombre: el único agua que tienen es la de la lluvia, y están muy sujetos a inundaciones y otros problemas ligados a las mareas.
Esta vez nos pasamos con esto de hacer las cosas en el último minuto y reservamos 3 días antes de llegar, un poco de agobillo había entrado.
La avioneta, de élice, que viaja entre islas es lo más parecido a un autobús volante que te puedas imaginar.
En primer lugar, los isleños se llevan cajas y cajas de cartón y neveras, cerradas con celo, al avión. Parecen los paquetes de las madres a los estudiantes que viven fuera del pueblo (il pacco da giù).
En segundo lugar, hace paradas para dejar y coger pasajeros (rollo Alsa/Marozzi).
En tercer lugar los aeropuertos son básicamente grandes cabañas. A las llegadas la gente que espera se mezcla a la que llega, nada de aduanas o seguridad (rollo estación). En cuarto lugar, la recogida de equipaje: la cinta transportadora es un banco de alumínio (rollo pescadería) con un señor que pone las maletas encima.
Incluso aquí, donde te imaginas que todo esté al alcance sólo de Amancio Ortega y sus amigos, hay soluciones mochileras muy dignas, que te permiten disfrutar de todo lo bueno, prescindiendo del lujo. Airbnb es el futuro, pocas historias. Incluso compartimos la playa con unas de esas cabañas, pagando cinco veces menos.
Ahora estamos en Rangiroa, el tercer atolón mas grande al mundo. Estamos a 20 mt del océano y 100 de la laguna, nos dormimos con el fragor de las olas en la playa. El pacífico no bromea, las olas son bien altas, y lo son a todas horas. Nos hemos bañado sólo en la laguna, que en todo caso es un pequeño mar, con el ruído del Pacífico al otro lado de las palmeras.
En el interior de la laguna el huracán ha hecho menos daño que en el mar abierto, aún así las playas están hechas de corales rotos y bien grandes. Aunque se nota el daño causado al fondo marino, sigue habiendo tropecientosmil peces.
Hemos dado una vuelta en kayak y con toda la crema SPF 50 nos hemos achicharrado. Había bancos de millares de peces unicornio (naso brevirostis) nadando en la superficie del agua, hacían hasta ruído. Me he tirado al agua y…claro, por algo estaban allí los unicornios…tiburones!!!! Son los de barrera, llegan apenas a los dos metros, pero no te escondo que la primera vez me he acojonado, no me lo esperaba. Me he hecho rápidamente a la idea y hemos ido en busca de más ejemplares, verles cazar es de película.
El día siguiente teníamos una excursión, anulada por la lluvia. Esto no ha impedido que fuéramos con Moru, una especie de guía improvisado grandote y bonachón, a un islote que ellos llaman “acuarium”, y con razón. Está en el medio de un “hoa”, un pasaje entre laguna y mar abierto y los peces a-do-ran las corrientes.
Hemos ido con una canoa típica de tres plazas, la “va’a”. Era una pluma en el agua. La mierda de kayak de plástico del día anterior era un mal recuerdo.
Por la tarde hemos ido a dar un paseo por la playa de corales. He estado a punto de llevarme algún trofeo, pero eso de la ética me ha podido, mierda de ética!
Ahora escribo desde el porche, junto a un par de perretes y una gata que hemos adoptado, se parece a Lisca (nuestro gato) pero desaturado en photoshop. Se come de todo la jodia, hasta el pan duro. Le hemos comprado latas de comida.
Mañana Fakarava, esperando que el tiempo nos respete!