Días 66-69: Greet Barrier Reef

La segunda parte de la semana mas bonita del mundo comienza con el temor reverencial hacia el seasick de Antonio. Su relaciòn con los barcos siempre ha sido de amor (cuando salimos a pescar) y odio (cuando estamos a la mercéd de las olas). Afortunadamente los medicamentos han hecho su labor.

Saliendo desde Cairns, hemos estado tres días en barco navegando por la barrera coralina exterior, al nor-este de Australia. La gran barrera coralina es otro patrimonio UNESCO y la verdad es que se lo ha ganado a pulso. Ya desde el barco es simplemente impresionante. Las manchas azules y verdes que se mezclan y se pierden en el orizonte, las olas que rompen en los corales a 50 km de la costa, los atardeceres, los peces que merodean el barco…

El barco era de unos 25 metros, teníamos una veintena de compañeros de viaje, mas unos cinco de la tripulación. Mis super favoritos: una guatemalteca china que trabaja en Taiwan, una guardabosques canadiense y el monitor de buceo mexicano. Había, como siempre en estas ocasiones, gente de todo tipo: un grupo de húngaros de lo mas peculiar (un mazado, un gordo experimentado buceador y un chiflao que mira a la gente con los ojos fuera de las órbitas), un neozelandés (cuyo superpoder es la hipertimidez), una pareja de sesenta y todos, texana, logorroica, ultraderechista y, obviamente, pro-Trump…

Todo cristo buceaba, excepto nosotros y los ultraderechistas texanos. Teníamos toda las papeletas por ser los raritos del barco. Mis favoritos han ayudado mucho a que así no fuera. Mi inglés poquito a poco mejora aunque el full inmersion “a tiempo completo” se hace duro a veces.

Los ritmos en el barco eran muuuy intensos, tres-cuatro inmersiones diarias precedidas por un breefing en que te enseñaban en una pizarra la estructura del arrecife y los mejores sitios donde ir, remarcando la presencia de grandes formaciones coralinas, àreas-criadero de peces, almejas gigantes, típicas ubicaciones de los tiburones de arrecife o los toros, etc…

A cada inmersión correspondía una comida. Nos han cebado, pero bien. Hemos mantenido alta la bandera Ita-esp y lo hemos comido todo.

Sólo con el el snorker hemos podido ver millares de maravillas, de hecho a veces creo que es bueno mezclar las dos cosas (esnorquel e inmersiones). Quien bucea tiene la oportunidad de ver pausadamente la vida submarina. Quien hace esnorquel tiene la oportunidad de quedarse en las aguas poco profundas y disfrutar del bullicío vital único de esas profudidades. Para mi el esnorquel es una experiencia híbrida porque puedo ir bastante a fondo en apnea, pero es cierto que la serenidad de poder observar algo en las profundidades no la tienes. De todos modo la variedad de corales con sus colores y formas es apabullante. Aquí una muestra:

Ya el primer día los divers pudieron tener una inmersión nocturna. Nosotros, los loosers, estábamos en el puente. Desde nuestra ubicación podíamos ver a los chicos tirarse al agua. Por la noche las luces del barco atraen a los pececitos pequeños, que atraen a los medianos, que atraen a los grandes, que atraen a los tiburones. Ya habíamos visto tiburones dede cerca durante el día, son tiburones de arrecife, no son peligrosos para los humanos pero llegan a los dos metros de longitúd, que no es poco.

Anto y el tiburoncito

Hemos visto unos cinco cazar a los peces atraídos por la luz. Había unos bien grandes y los ataques se parecían a los de un puto documental. Mientras tanto los chicos… pluf, al agua, pluf, al agua sin saber lo que estaba pasando a dos metros de ellos… Hemos pedido al capitan el permiso para entrar al agua. Nos lo concedió solo para el día después.

Al volver los divers estaban flipando,atraídos por la luz de las linternas, los tiburones les nadaban al lado! Decisión tomada: sacar el certificado de buceo.

El día siguiente nos bañamos por la noche esperando tener compañía. La verdad es que la tuvimos, unos dos tiburones, pero se quedaron a los tres metros de profundidad, asustados por nuestros movimientos no se atrevieron a llegar a la superficie. A cambio este animalito que parece sacado de “fantasia” de Disney estaba enamorado de mi linterna.

Mi señor esposo, el que no sabía nadar hasta que me conoció, decidió acompañarme no en uno, si no en DOS buceos! Que maravilla el mar desde abajo, con la luz del sol que se filtra así dramaticamente parece un cuadro de Caravaggio en azúl. Un sueño, y poderlo compartir juntos (perdonad por las caries que os estarán saliendo) me hace vivirlo mucho mas en pleno.

Llegados a la tierra firme hemos podido hidratar nuestros cuerpos con los compañeros del barco en los bares de la ciudad. Siendo yo una empanada, no me había traído mi ID así que tuve que saltar la parte del discotequeo porque la ley en Queensland es mucha ley.

Con esta maravilla se concluye la semana mas bonita del mundo, decorada por todas mis pasiones. A ver si Nueva Zelanda consigue ganar a Australia. Lucha entre titanes.

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