Estamos en la west coast, un viaje en coche bien largo que hemos decidido afrontar con mucha calma. Nos paramos literalmente en cada mirador en el camino. Para recorrer trayecto de 3,5 horas hemos tardado 8. Pero es que las vistas son brutales y lo son siempre.
Fuímos a ver los glaciares (Franz Josef y Fox) y fue un poco triste. Hay unos graficos que enseñan cuánto se ha retirado el hielo a lo largo del último siglo, y la verdad es que Antonio ha acertado diciendo que parece ver la lenta e inexorable muerte de un dinosaurio. Luego también se ha sacado de la manga muchas cosas cínicas para remediar la corazonada, entre las cuales ”como dijo George Harrison, all things must pass”. Así es viajar con un ingeniero empedernido.
El paseo se queda muy lejos de los glaciares, un par de km. Una experiencia muy distinta a la que tuvimos en Islandia en un glaciar impronunciable (Sólheimajökulll dice google) adonde nos mandaron nuestros superamigos. Vamos… ahora nos hacemos los pijos.
Lo curioso es que la antesala de los glaciares es un bosque tropical con palmeras, epífitas y musgo que lo cubre todo.
La carretera entre el Franz Josef y Wanaka es lo mejor de lo mejor.
Bordea el río Haast que tiene un recorrido super enredado debajo de unas cordilleras estupendas. Hemos podido caminar en el lecho del río, que llega a los 500 m de amplitud, para ir a ver unas cuantas cascadas, en primavera con el deshielo esto tiene que ser brutal.
El punto álgido han sido seguramente las blue pools, una foto vale mas que 1.000 palabras.
Mientras seguimos caminando. Cada vez que podemos emprendemos un «track» e intentamos batir los tiempos marcados en el panel de la entrada, rollo desafío. Naturalmente esto lo ha iniciado Antonio, que además que prudente es competitivo, incluso con los carteles informativos.
Buenas noches desde nuestra casita de hoy en Wanaka:
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